Los personajes: las piezas claves de la novela:
Cada personaje es como el ser humano, único y reconocible. Tienes que dotarlo de elementos que lo identifiquen. Dale carácter y personalidad. Lo cual no es fácil, sobre todo si se trata del protagonista o antagonista. Hazlos naturales y creíbles.
Ante todo, debes conocer a tus personajes para poder interactuar con ellos. Para describir a tus personajes haz que cada uno tenga su propio estilo y forma de ser. Marca la diferencia entre cada uno de ellos. No confundas al lector mostrándolos casi iguales. Eso en la vida real no pasa.
No puedes olvidar describir, sus rasgos físicos, su forma de vestir, su carácter, sus ideales o sus gustos. Si tiene algo que lo caracteriza: una cicatriz, un corte o color de pelo peculiar, tics, etc. Debes incluirlo, eso lo hace único.
Puedes hacerlo de forma directa: a través de la explicación del narrador. O indirectamente: por medio de lo que dice o cómo actúa el personaje.
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¿Cuándo presentarlos o describirlos?
Esa es una buena pregunta. No tengas prisa por presentar a tu personaje. Si quieres que sea natural. Lo recomendable es ir dando datos a través de la acción. Por tanto, no debes caer en una descripción tediosa y extensa. Lo mejor es incluirlos en los diálogos o situaciones en las que se vaya encontrando. Por ejemplo:
No es lo mismo escribir algo así:
“Paula es delgada, alta, de ojos azules, nerviosa, soñadora y le gusta el baile” (Ejemplo 1)
O mejor ir dando detalles a lo largo de las situaciones que se narren:
“Paula llegó a su casa, no paraba quieta un momento, incluso se mordía las uñas. Debido a su delgadez siempre llevaba los pantalones caídos. Apenas cabía ya por la puerta. Sus horas libres se las pasaba bailando. Menos cuando fijaba su mirada azulada en algún punto y soñaba despierta” (Ejemplo 1)
Aquí os dejo otro ejemplo donde podréis ver cómo describir a los personajes:
“Jorge es policía, soltero, gordito, le gusta el deporte y los videojuegos” (Ejemplo 2)
Como apreciáis es bastante simple. ¿No creéis que está así mejor?:
“Jorge llegaba cada noche a casa cansado. Ser agente de la ley a veces era agotador. Su carácter responsable y su noble corazón le hacían trabajar más de la cuenta. Luego, un par de horas en el gim lo relajaban del estrés diario. Además, debía quemar esos kilos que le sobraban. Vivir solo y comer lo que quería es lo que traía a veces. Se tiró al sofá, encendió la play station y relajado se puso a jugar”. (Ejemplo 2)
Como podéis observar no solo hemos descrito su físico, de forma enumerada y simple, también sus gustos y aficiones, pero de un modo más ameno. Hemos hecho que el lector lo imagine y lo conozca a través de las situaciones.
Te aconsejo aprovechar encuentros o diálogos para ir detallando rasgos del personaje. No caigas en los tópicos: labios rojos, ojos azul cielo, pelo negro como el carbón, piel blanca como la nieve, etc. Sé más original.
No lo cuentes todo, deja que el lector vaya conociendo al protagonista a través de sus acciones y conflictos. Y, tanto por lo que dice, o cómo lo expresa, nos dará también una clara idea de cómo es.
Para resumir: los principales aspectos que debes tener en cuenta a la hora de describir al protagonista son: su carácter, su estilo de vida, su vocabulario, sus gestos, sus diálogos, sus aficiones y sus creencias, entre otras cuestiones.
¿Estás preparado para describirnos a tu protagonista?
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